¿Quiénes eran… de verdad?
Todos los noviembres, el pueblo de los Estados Unidos aparta el cuarto jueves para juntarse con sus familias. En el día de fiesta que conocemos como «Día de Acción de Gracias» se come pavo, relleno, puré de papas, salsa de carne y una avalancha de otras delicias culinarias que preparan con amor los parientes y amigos.
En las tiendas, en…
El toque del artesano
Hace poco, vi un documental sobre la fabricación de un piano Steinway. Mostraba el meticuloso cuidado con que se elabora este delicado instrumento. Desde que se cortan los árboles hasta que el piano aparece expuesto, atraviesa innumerables ajustes delicadísimos que le aplican los talentosos artesanos. Después de un año, cuando termina el proceso, músicos destacados tocan el piano y suelen comentar que es imposible que una línea de ensamblaje computarizada logre producir los mismos sonidos brillantes. El secreto del producto final es el toque del artesano.
Dolor y providencia
En la Suiza del siglo XVI, un teólogo francés se sentó en su estudio a reflexionar en los caminos de Dios. El hombre había experimentado mucho sufrimiento personal. Se había casado con una viuda que tenía un hijo, y los había perdido a los dos a causa de una enfermedad. Su propia mala salud era legendaria: parásitos intestinales, úlceras estomacales,…
Angustia de la A a la Z
Jerusalén estaba envuelta en llamas, y el profeta Jeremías lloraba. Durante mucho tiempo, habían desoído sus predicciones sobre el juicio divino. Ahora, su terrible profecía se había cumplido de un modo vívidamente horrendo. El breve libro de Lamentaciones registra la angustia del profeta ante la destrucción de Jerusalén.
Paz en las crisis
Ted, uno de los ancianos de nuestra iglesia, solía trabajar como oficial de policía. Un día, después de responder a un aviso de violencia, contó que la situación se puso difícil y su vida corría peligro. Un hombre había apuñalado a otro y, luego, con amenazas, lo apuntó con el cuchillo. Otro policía se había apostado en el lugar y le disparó al agresor cuando este atacó a Ted. El criminal fue atrapado, pero mi amigo recibió un disparo durante el enfrentamiento. Mientras lo llevaban al hospital en la ambulancia, sintió que el Espíritu Santo le inundaba el alma con grandes oleadas de paz. Estaba tan tranquilo que pudo expresarle palabras de consuelo al otro oficial encargado de hacer cumplir la ley que estaba emocionalmente consternado por la crítica situación.
Atascado en el lodo
A Jeremías se lo llama «el profeta llorón». Es probable que haya tenido una actitud melancólica y sensible, acompañada de un corazón quebrantado ante el juicio de Dios sobre el desobediente pueblo de Israel. La intensidad de su dolor es asombrosa: «¡Oh, si mi cabeza se hiciese aguas, y mis ojos fuentes de lágrimas, para que llore día y noche…!» (Jeremías 9:1).
Un corazón por vez
El cuáquero John Woolman fue un predicador itinerante que lanzó su propia campaña para terminar con la esclavitud en Norteamérica durante la época colonial. Se reunía con personas que tenían esclavos para hablar de lo injusto que era apropiarse de la vida de otros seres humanos. Aunque no erradicó por completo la esclavitud, ciertamente persuadió a muchos amos para que liberaran a sus siervos. Su éxito se debió a la persuasión individual y personal. El libro de Filemón contiene una apelación similar. Onésimo era un esclavo que se había escapado de su amo Filemón, que era creyente en Cristo. Onésimo había sido salvo por la fe a través del ministerio de Pablo, y ahora este lo mandaba de regreso a ver a Filemón, acompañado de estas palabras: «quizá para esto se apartó de ti por algún tiempo, para que le recibieses para siempre; no ya como esclavo, sino como más que esclavo, como hermano amado» (vv. 15-16). Aunque no sabemos si Onésimo fue dejado en libertad, su nueva fe en Jesús había modificado la relación con su amo cristiano. Ahora, él también era hermano en Cristo. Pablo influía en este mundo de a una persona por vez.
Quedarse sin fuerzas
Cuando era adolescente, solíamos ir con mi papá a cazar y pescar. En la mayoría de los casos, los recuerdos son agradables, pero, una vez, un viaje casi se convirtió en un desastre. Subimos en el automóvil a una montaña alta y acampamos en un lugar remoto. Después, papá y yo bajamos con dificultad por la ladera del cerro hasta una corriente de agua, para pescar. Después de una larga jornada de pesca bajo el sol ardiente, llegó la hora de volver al campamento, pero cuando emprendimos el regreso, papá se puso pálido. Estaba mareado y con nauseas, y se había quedado casi sin fuerzas.
Caminatas de oración
C. S. Lewis, profesor de la Universidad de Oxford y brillante pensador cristiano, solía dar largas caminatas en la campiña inglesa. Mientras caminaba, el aroma de las flores silvestres y la música de los pájarillos cantores llenaban el aire. Había árboles y arbustos conocidos, la impredecible actividad de la vida silvestre.
Durante esos momentos de caminar por la obra de…
Sanidad celestial
Thomas Moore (1779-1852) era un compositor, cantante y poeta irlandés. Sus talentos brindaron gozo a muchos que lo vieron ejecutar o cantar sus canciones. Lo trágico fue que su vida personal atravesó varios momentos de angustia, incluso ver morir a sus cinco hijos a lo largo de los años. Las heridas personales de Moore hacen que estas palabras de una de sus canciones sean sumamente significativas: Traigan aquí sus corazones quebrantados, cuenten aquí sus angustias; no hay dolor en la tierra que el cielo no pueda sanar. Esta conmovedora declaración nos recuerda que encontrarse con Dios en oración puede curar nuestra alma angustiada.